domingo, 12 de septiembre de 2010

Apostolado del Rosario en el Hospital de Niños. Septiembre.

El sábado 11 de septiembre, los legionarios hicimos una de nuestras actividades de apostolado que acostumbramos hacer en el Hospital de Niños Gutiérrez, en el barrio de Palermo.
Al ingreso del primer pabellón, nos encontramos con un grupo de madres deseosas por recibir un rosario, lo cual ha sido, para nosotros, una tremenda alegría. Con sus niños en “neonatología”, con diferentes inconvenientes y males de salud se acercaron a pedirnos rosarios para rezar por sus pequeños. ¡Cuán importante es la oración en estos momentos de pruebas difíciles!


Un grupo de legionarios y amigos de la legión que, luego de repartir rosarios, dieron sus palabras de aliento y la promesa de sus oraciones. Agradecemos mucho a quiénes nos acompañaron y nos recibieron.

Luego, de compartir algunas oraciones con estas cálidas personas, seguimos por las diferentes áreas del hospital visitando a los enfermos, repartiendo rosarios y dando palabras de aliento. Así, la Gracia va derramándose; así, la eficacísima oración que es la práctica del santo rosario, va llegando a aquellas almas deseosas de encontrar, en la mediadora Universal entre Su Hijo y los hombres que es la Madre de Dios, la siempre Virgen María, la ayuda espiritual y la fortaleza frente a las tribulaciones de la vida presente.
Luego, de nuestra visita, asistimos al rezo del rosario en nuestra capilla y rezamos por todos aquellos niños hospitalizados y por sus familias, para que estos momentos sean para bien de sus almas y pronta recuperación.



La puerta de la capilla del hospital, dónde, antes de entrar en acción y al finalizar el apostolado, hacemos nuestras oraciones.



Un pequeño grupo de legionarios que se quedó hasta la tarde, luego del apostolado, a la salida.
¡Gracias por acompañarnos!

A continuación, publicamos algunas imágenes que pudimos tomar en algunos momentos y algunas citas sobre la importancia del santo rosario, según el Papa de feliz memoria León XIII.
El Papa León XIII.
“El hecho que busquemos, mediante nuestras oraciones, el auxilio de María se basa, ciertamente, en el oficio, que Ella constantemente desempeña cerca de Dios, de obtenernos la gracia divina, por ser María en sumo grado acepta a Dios a raíz de su dignidad y méritos y por aventajar por mucho el poder de todos los santos. Este oficio, empero, no está, quizás, tan manifiestamente expresado en ningún modo de oración como en el Rosario en que la participación que tuvo la Santísima Virgen en la obtención de la salvación, está explicado casi con efectos tangibles, lo cual redunda en eximia ventaja para la piedad, ya contemplando los sucesivos misterios, ya repitiendo con labios piadosos las preces.”
(Carta Encíclica “Iucunda Semper” del Papa León XIII Sobre la devoción al Santísimo Rosario, 8 Septiembre de 1894)

“Excelente ocasión se Nos ofrece de exhortar paternalmente a las almas y corazones para que aumenten su piedad y se vigoricen con la esperanza de los inmortales premios.
La oración de que hablamos recibió el nombre especial de Rosario, como si imitase el suave aroma de las rosas y la belleza de los floridos ramilletes. Tan propia como es para honrar a la Virgen, llamada Rosa mística del Paraíso, y coronada de brillante diadema, como Reina del Universo, tanto parece anuncio de la corona de celestiales alegrías que María otorgará a sus siervos.
Bien lo ve quien considera la esencia del Rosario; nada se Nos aconseja más en los preceptos y ejemplos de Nuestro Señor Jesucristo y de los Apóstoles, que invocar a Dios y pedir su auxilio. Los Padres y doctores nos hablaron luego de la necesidad de la oración, tan grande que si los hombres descuidaren este deber, en vano esperarán la salvación eterna.” (Carta Encíclica “Fidentem Piumque” del Papa León XIII Sobre la devoción del Rosario, 20 Septiembre de 1896)

“Es imposible concebir que nadie para reconciliar a Dios y a los hombres haya podido o en adelante pueda obrar tan eficazmente como la Virgen. A los hombres que marchaban hacia su eterna perdición les trajo un Salvador, al recibir la nueva de un misterio pacífico que el Ángel anunció a la tierra, y dar admirable consentimiento en nombre de todo el género humano. De Ella nació Jesús. Ella es su verdadera madre, y por ende digna y gratísima mediadora para con el Mediador.” (Carta Encíclica “Fidentem Piumque” del Papa León XIII Sobre la devoción del Rosario, 20 Septiembre de 1896).