domingo, 20 de abril de 2008

Oración del Legionario

Oh Jesús, Rey y Señor mío, ya que por el bautismo
he sido misericordiosamente adoptado como hijo
por Tu mismo Padre Eterno y por la confirmación el
Espíritu Santo me ha revestido de su Fortaleza
para que, como soldado aguerrido, luche en defensa
del honor Divino, ven y esclarece cada día mi
inteligencia y enardece mi voluntad para que, en
esta hora trágica que vive nuestra Patria y la Iglesia
por Vos Fundada, formemos parte de aquellas
huestes de cristianos que heroicamente ofrendaron
sus vidas en defensa de este ideal.

Oh mi Buen Jesús, no sé lo que puede ocurrirme hoy,
ignoro completamente cómo podré llevar a cabo mis
actividades, pero sé con total certeza que nada
podrá ocurrirme que Tú no lo hayas previsto y
ordenado desde toda la eternidad y esto me basta.
Adoro tus designios impenetrables y eternos y te
pido la gracia de someterme a ellos pacientemente y
de todo corazón, que todo lo quiera, todo lo acepte y
pueda unir mis contrariedades, penas y sacrificios al
que un día ofrendaras Tú desde la Cruz y que
se renueva en nuestros altares.

Oh María Santísima, Tú que tienes un Compasivo
Corazón de Madre Purísima, ya que me has
concedido el honor de haber ingresado a la Legio
Macabea Christi para reflejar mejor las virtudes de
Tu Hijo, cuídame tanto a mí como a cada uno de
sus miembros, que aquel que has dispuesto que lleve el
timón nos conduzca con brazo firme hacia las
riberas eternas, que estemos todos bien unidos y
fundados en la caridad, y que nuestros corazones,
como braseros ardientes, vibren y se inflamen,
diariamente, añorando ver realizado también en
nuestras vidas, aquel glorioso ideal que animó, forjó
y supieron encauzar nuesros Santos Patronos al
exclamar:
“Reanimemos nuestro abatido pueblo y luchemos por
Nuestra Patria y Nuestra Santa Religión”


Amén.